Desde 1990 en que la Academia Sueca reconoció al escritor mexicano Octavio Paz, no recaía el Nobel de Literatura en un latinoamericano. Así, el autor de Conversación en la Catedral se convierte en el sexto escritor de la región en recibirlo.
VIERNES 08/OCTUBRE/2010
CIUDAD DE MÉXICO
REDACCIÓN EN LÍNEA
Balancannoticias.blogspot.com
A las cinco y media de la mañana, cuando Mario Vargas Llosa releía el libro El reino de este mundo, del escritor cubano Alejo Carpentier, escuchó sonar el teléfono. Creyó que lo esperaba una mala noticia, pero a los pocos instantes consideró la posibilidad de que se trataba simplemente de algo desagradable: una broma, como la que le jugaron en una ocasión al escritor Alberto Moravia, en Italia. Del otro lado de la línea, alguien decía ser el secretario de la academia sueca. Para colmo, luego de que el personaje se identificó la llamada se cortó. Al restablecerse la comunicación, la noticia lo sorprendió, había sido reconocido con el Premio Nobel de Literatura 2010.
Horas más tarde, en conferencia vía satelital desde el Instituto Cervantes en Nueva York —ciudad donde se encuentra impartiendo una cátedra en la Universidad de Princeton—, el escritor peruano confesó que no creía que fuera un candidato a ese galardón, “hacía años que había dejado de creerlo”.
La Academia Sueca dijo reconocerlo por su “cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”, por la manera en que a lo largo de sus más de treinta novelas y múltiples ensayos ha entrelazado literatura y política. Accesible a todos los cuestionamientos, respondió sin embargo que la Academia Sueca tomó la decisión de premiarlo por su narrativa, más que por sus ideas políticas, “es un premio literario más que político. Un premio a la palabra escrita, no a mis opiniones políticas”.
Emocionado, dijo que “el Nobel premia no sólo al escritor, sino a la lengua española, a los países con creencias distintas. El español es una de las lenguas más vivas, enérgicas, creativas que hay en el mundo”. Se premia, agregó, a la literatura latinoamericana, que ya tiene ciudadanía.
El escritor, quien hace unos días fuera reconocido por la UNAM con el doctorado honoris causa, expresó que continuará su compromiso con la literatura. Que no dejará de escribir, porque para él escribir es eso que decía Gustave Flaubert sobre de la vocación literaria: “es mi manera de vivir, es lo que organiza mi vida, lo que le da un centro, una orientación y es también la fuente de las experiencias más maravillosas. Es una forma de gozo, de placer”.
Aclaró que su vida no cambiará por este galardón, pues seguirá haciendo las cosas que más le estimulan y defendiendo sus ideas políticas sobre la libertad, la democracia y la opción liberal. Continuará con sus críticas a todas las formas de autoritarismo y de discriminación que cierren las posibilidades del diálogo, como sucede en Cuba.
“En América Latina tenemos muchas menos dictaduras que en el pasado, tenemos gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda que son democráticos, y esa es una gran novedad respecto al pasado. En el pasado la derecha no era democrática, creía en los golpes militares. La izquierda tampoco lo era, creía en la Revolución y que la democracia era una fachada de la explotación.
“Tenemos gobiernos de izquierda como el de Brasil, el de Chile en la era de la concertación, o como el gobierno uruguayo, que a pesar de ser de izquierda respeta la democracia y busca la promoción de las políticas liberales”. En buena hora, agregó, es un progreso que también existan los gobiernos de derecha democráticos como es el caso de Chile, Perú y Colombia.
“El Perú soy yo”
Vargas Llosa se asumió como un escritor conflictivo y orgullosamente peruano: “Lo que hago, lo que digo expresa el país en el que he nacido, el país en el que he vivido experiencias fundamentales que marcan a un ser humano, que son las de infancia y juventud. De tal manera que el Perú soy yo, aunque a algunos peruanos no les guste, yo soy el Perú, si no, pregúntele aquí al (ex) presidente (Alejandro) Toledo, él me reconoce”.
Sobre si ya había pensado en el discurso que dará al recibir a fin de año el premio, el autor de La ciudad y los perros dijo, mientras se reía, que no había tenido tiempo de pensar en eso ni en nada “porque no hago más que responder preguntas de periodistas y llamadas de amigos y parientes”.
Sobre las recomendaciones a las nuevas generaciones, señaló que el goce que produce la literatura es incomparable. “Creo que la literatura es fundamental si queremos tener un futuro de libertad, nada despierta tanto el espíritu crítico en una sociedad como la buena literatura. Esa es la razón por la que todos los regímenes dictatoriales de cualquier índole lo primero que hacen es censurar y tratar de controlar lo que es la vida literaria, porque ven en ella la semilla de un peligroso poder.
La buena literatura despierta el estado crítico y ciudadanos poco manipulados, dijo. Por ello, está cierto de que promover la literatura no es sólo una forma de goce, sino es promover la libertad, la democracia, el pluralismo, la coexistencia en la diversidad.
Y Arequipa fue una fiesta
La ciudad de Arequipa estalló hoy en algarabía tras conocerse la concesión del premio a Vargas Llosa, quien nació en esa región del sur peruano, en 1936.
En esa ciudad andina, unos mil 300 kilómetros distante de Lima, la noticia corrió hoy como un reguero de pólvora y concitó la atención de los arequipeños.
Muchas personas se reunieron en la Plaza de Armas para comentar el galardón y mostrar su orgullo por su “paisano” , mientras que grupos de escolares formaron con banderas y estandartes para homenajear al escritor de 74 años, 20 de ellos candidato al galardón.
“Es un orgullo para la familia arequipeña y peruana en general. Eres genial Mario”, escribió un participante en la página web de la emisora Radio Programas del Perú (RPP).
Escuelas, matrimonios, los comienzos literarios...
Jorge Mario Pedro Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936.
En Lima estudió en el Colegio La Salle, de la congregación Hermanos de las Escuelas Cristianas, de 1947 a 1949. La relación con su padre, siempre tortuosa, marcó el resto de su vida.
A los 14 años, su padre lo envió al Colegio Militar Leoncio Prado, en Lima, donde tuvo un tiempo como profesor de francés al poeta surrealista César Moro. Un año antes de su graduación, Vargas Llosa empezó a trabajar como periodista aprendiz para periódicos locales. Se retiró de la escuela militar y terminó sus estudios en Piura, donde trabajó para el diario local La Industria y presenció la representación teatral de su primera obra dramática, La huida del Inca.
En 1955, cuanto tenía 19 años, se casó con Julia Urquidi, su tía política por parte materna. Siendo 10 años menor que su tía, causó el rechazo de su familia, por lo que decidió separarse de su esposa aún estando recién casado.
Aqui muy joven con Patricia Llosa, su segunda esposa.
Su matrimonio duró hasta 1964. Un año después Vargas Llosa se casó con su prima Patricia Llosa, con quien tuvo tres hijos: Álvaro Vargas Llosa (1966), escritor y editor; Gonzalo (1967), empresario, y Morgana (1974), fotógrafa.
La primera novela de Vargas Llosa, La ciudad y los perros, fue publicada en 1963. La obra se desarrolla en medio de una comunidad de cadetes de una escuela militar en Lima, y de ahí vinieron otras obras de gran envergadura.
Lengua premiada
- De los cien autores galardonados con el premio en el siglo XX, diez escribían en español. De esa decena, cinco fueron españoles: José Echegaray y Eizaguirre (1904), Jacinto Benavente (1922), Juan Ramón Jiménez (1956), Vicente Aleixandre (1977) y Camilo José Cela (1989).
- En América Latina lo obtuvieron los chilenos Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971); el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1967); el colombiano Gabriel García Márquez (1982) y el mexicano Octavio Paz (1990).
- El español, con 11 premiados, se sitúa como la cuarta lengua en acoger a los laureados con la distinción, por detrás del inglés (27), francés (14) y alemán (12).
Los imperdibles
Novela
• La ciudad y los perros (1963).
• La casa verde (1966).
• Conversación en la Catedral (1969).
• Pantaleón y las visitadoras (1973).
• La tía Julia y el escribidor (1978).
• La guerra del fin del mundo (1981).
• Historia de Mayta (1984).
• El elogio de la madrastra (1990).
• La fiesta del Chivo (2000).
• El sueño del celta (2010).
Cuento
• Los jefes (1959).
• Los cachorros (1967).
Ensayo
• La orgía perpetúa. Flaubert y Madame Bovary (1975).
• Desafíos a la libertad (1994).
• El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (2008).
Teatro
• La huida del Inca (1952).
• La señorita de Tacna (1981).
• Kathi y el hipopótamo (1983).
VIERNES 08/OCTUBRE/2010
CIUDAD DE MÉXICO
REDACCIÓN EN LÍNEA
Balancannoticias.blogspot.com
A las cinco y media de la mañana, cuando Mario Vargas Llosa releía el libro El reino de este mundo, del escritor cubano Alejo Carpentier, escuchó sonar el teléfono. Creyó que lo esperaba una mala noticia, pero a los pocos instantes consideró la posibilidad de que se trataba simplemente de algo desagradable: una broma, como la que le jugaron en una ocasión al escritor Alberto Moravia, en Italia. Del otro lado de la línea, alguien decía ser el secretario de la academia sueca. Para colmo, luego de que el personaje se identificó la llamada se cortó. Al restablecerse la comunicación, la noticia lo sorprendió, había sido reconocido con el Premio Nobel de Literatura 2010.
Horas más tarde, en conferencia vía satelital desde el Instituto Cervantes en Nueva York —ciudad donde se encuentra impartiendo una cátedra en la Universidad de Princeton—, el escritor peruano confesó que no creía que fuera un candidato a ese galardón, “hacía años que había dejado de creerlo”.
La Academia Sueca dijo reconocerlo por su “cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”, por la manera en que a lo largo de sus más de treinta novelas y múltiples ensayos ha entrelazado literatura y política. Accesible a todos los cuestionamientos, respondió sin embargo que la Academia Sueca tomó la decisión de premiarlo por su narrativa, más que por sus ideas políticas, “es un premio literario más que político. Un premio a la palabra escrita, no a mis opiniones políticas”.
Emocionado, dijo que “el Nobel premia no sólo al escritor, sino a la lengua española, a los países con creencias distintas. El español es una de las lenguas más vivas, enérgicas, creativas que hay en el mundo”. Se premia, agregó, a la literatura latinoamericana, que ya tiene ciudadanía.
El escritor, quien hace unos días fuera reconocido por la UNAM con el doctorado honoris causa, expresó que continuará su compromiso con la literatura. Que no dejará de escribir, porque para él escribir es eso que decía Gustave Flaubert sobre de la vocación literaria: “es mi manera de vivir, es lo que organiza mi vida, lo que le da un centro, una orientación y es también la fuente de las experiencias más maravillosas. Es una forma de gozo, de placer”.
Aclaró que su vida no cambiará por este galardón, pues seguirá haciendo las cosas que más le estimulan y defendiendo sus ideas políticas sobre la libertad, la democracia y la opción liberal. Continuará con sus críticas a todas las formas de autoritarismo y de discriminación que cierren las posibilidades del diálogo, como sucede en Cuba.
“En América Latina tenemos muchas menos dictaduras que en el pasado, tenemos gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda que son democráticos, y esa es una gran novedad respecto al pasado. En el pasado la derecha no era democrática, creía en los golpes militares. La izquierda tampoco lo era, creía en la Revolución y que la democracia era una fachada de la explotación.
“Tenemos gobiernos de izquierda como el de Brasil, el de Chile en la era de la concertación, o como el gobierno uruguayo, que a pesar de ser de izquierda respeta la democracia y busca la promoción de las políticas liberales”. En buena hora, agregó, es un progreso que también existan los gobiernos de derecha democráticos como es el caso de Chile, Perú y Colombia.
“El Perú soy yo”
Vargas Llosa se asumió como un escritor conflictivo y orgullosamente peruano: “Lo que hago, lo que digo expresa el país en el que he nacido, el país en el que he vivido experiencias fundamentales que marcan a un ser humano, que son las de infancia y juventud. De tal manera que el Perú soy yo, aunque a algunos peruanos no les guste, yo soy el Perú, si no, pregúntele aquí al (ex) presidente (Alejandro) Toledo, él me reconoce”.
Sobre si ya había pensado en el discurso que dará al recibir a fin de año el premio, el autor de La ciudad y los perros dijo, mientras se reía, que no había tenido tiempo de pensar en eso ni en nada “porque no hago más que responder preguntas de periodistas y llamadas de amigos y parientes”.
Sobre las recomendaciones a las nuevas generaciones, señaló que el goce que produce la literatura es incomparable. “Creo que la literatura es fundamental si queremos tener un futuro de libertad, nada despierta tanto el espíritu crítico en una sociedad como la buena literatura. Esa es la razón por la que todos los regímenes dictatoriales de cualquier índole lo primero que hacen es censurar y tratar de controlar lo que es la vida literaria, porque ven en ella la semilla de un peligroso poder.
La buena literatura despierta el estado crítico y ciudadanos poco manipulados, dijo. Por ello, está cierto de que promover la literatura no es sólo una forma de goce, sino es promover la libertad, la democracia, el pluralismo, la coexistencia en la diversidad.
Y Arequipa fue una fiesta
La ciudad de Arequipa estalló hoy en algarabía tras conocerse la concesión del premio a Vargas Llosa, quien nació en esa región del sur peruano, en 1936.
En esa ciudad andina, unos mil 300 kilómetros distante de Lima, la noticia corrió hoy como un reguero de pólvora y concitó la atención de los arequipeños.
Muchas personas se reunieron en la Plaza de Armas para comentar el galardón y mostrar su orgullo por su “paisano” , mientras que grupos de escolares formaron con banderas y estandartes para homenajear al escritor de 74 años, 20 de ellos candidato al galardón.
“Es un orgullo para la familia arequipeña y peruana en general. Eres genial Mario”, escribió un participante en la página web de la emisora Radio Programas del Perú (RPP).
Escuelas, matrimonios, los comienzos literarios...
Jorge Mario Pedro Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936.
En Lima estudió en el Colegio La Salle, de la congregación Hermanos de las Escuelas Cristianas, de 1947 a 1949. La relación con su padre, siempre tortuosa, marcó el resto de su vida.
A los 14 años, su padre lo envió al Colegio Militar Leoncio Prado, en Lima, donde tuvo un tiempo como profesor de francés al poeta surrealista César Moro. Un año antes de su graduación, Vargas Llosa empezó a trabajar como periodista aprendiz para periódicos locales. Se retiró de la escuela militar y terminó sus estudios en Piura, donde trabajó para el diario local La Industria y presenció la representación teatral de su primera obra dramática, La huida del Inca.
En 1955, cuanto tenía 19 años, se casó con Julia Urquidi, su tía política por parte materna. Siendo 10 años menor que su tía, causó el rechazo de su familia, por lo que decidió separarse de su esposa aún estando recién casado.
Aqui muy joven con Patricia Llosa, su segunda esposa.
Su matrimonio duró hasta 1964. Un año después Vargas Llosa se casó con su prima Patricia Llosa, con quien tuvo tres hijos: Álvaro Vargas Llosa (1966), escritor y editor; Gonzalo (1967), empresario, y Morgana (1974), fotógrafa.
La primera novela de Vargas Llosa, La ciudad y los perros, fue publicada en 1963. La obra se desarrolla en medio de una comunidad de cadetes de una escuela militar en Lima, y de ahí vinieron otras obras de gran envergadura.
Lengua premiada
- De los cien autores galardonados con el premio en el siglo XX, diez escribían en español. De esa decena, cinco fueron españoles: José Echegaray y Eizaguirre (1904), Jacinto Benavente (1922), Juan Ramón Jiménez (1956), Vicente Aleixandre (1977) y Camilo José Cela (1989).
- En América Latina lo obtuvieron los chilenos Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971); el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1967); el colombiano Gabriel García Márquez (1982) y el mexicano Octavio Paz (1990).
- El español, con 11 premiados, se sitúa como la cuarta lengua en acoger a los laureados con la distinción, por detrás del inglés (27), francés (14) y alemán (12).
Los imperdibles
Novela
• La ciudad y los perros (1963).
• La casa verde (1966).
• Conversación en la Catedral (1969).
• Pantaleón y las visitadoras (1973).
• La tía Julia y el escribidor (1978).
• La guerra del fin del mundo (1981).
• Historia de Mayta (1984).
• El elogio de la madrastra (1990).
• La fiesta del Chivo (2000).
• El sueño del celta (2010).
Cuento
• Los jefes (1959).
• Los cachorros (1967).
Ensayo
• La orgía perpetúa. Flaubert y Madame Bovary (1975).
• Desafíos a la libertad (1994).
• El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (2008).
Teatro
• La huida del Inca (1952).
• La señorita de Tacna (1981).
• Kathi y el hipopótamo (1983).
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