Julio César Moreno y Ricardo Hernández, se declararon inocentes del robo y asesinato de la familia Fuentes.
MIÉRCOLES 09/SEPTIEMBRE/2009
VILLAHERMOSA, TABASCO, MÉXICO
JUAN ALEJANDRO JR.
TABASCO HOY
Balancan.com
Los dos acusados mayores de edad --18 años-- en el caso del asesinato de la familia Fuentes, Julio César Moreno García y Ricardo Hernández Rodríguez, se declararon inocentes en los delitos de robo y asesinato que se les imputan.
En la declaración preparatoria que rindieron este martes ante el juez segundo penal en la rejilla de prácticas del Creset, Julio César Moreno negó haber realizado la confesión de los hechos, la cual fue leída por el ministerio público, y se declaró inocente.
Por su parte, Ricardo Hernández Rodríguez, vigilante de la calle cerrada donde vivía la familia Fuentes, aceptó que hizo una declaración de culpabilidad de los hechos --la cual fue mostrada en video por el procurador estatal el pasado domingo-- pero aseguró que ésta le fue arrancada por la fuerza, a través de amenazas y tortura.
Ricardo Hernández dio su versión de los hechos, esta vez, diferente a la había dado en la grabación en video.
El vigilante aseguró tener un testigo, un joven vecino de la privada, de nombre Alejandro Traconi, quien fue testigo de que la noche del crimen, se encontraba en su puesto de vigilancia del fraccionamiento, en el transcurso de la noche del viernes 4 a la madrugada del sábado 5 de septiembre.
Ricardo Hernández aseguró que esa noche, fue abordado por Marco Iván Soto Vidal, de 16 años, --quien está acusado por la PGJE de "propiciar, concebir y proponer" el crimen-- y le pidió acompañarlo a la tienda Wal-Mart para comprar cigarros, ya que a él, por ser menor de edad, no se los vendían.
MIÉRCOLES 09/SEPTIEMBRE/2009
VILLAHERMOSA, TABASCO, MÉXICO
JUAN ALEJANDRO JR.
TABASCO HOY
Balancan.com
Los dos acusados mayores de edad --18 años-- en el caso del asesinato de la familia Fuentes, Julio César Moreno García y Ricardo Hernández Rodríguez, se declararon inocentes en los delitos de robo y asesinato que se les imputan.
En la declaración preparatoria que rindieron este martes ante el juez segundo penal en la rejilla de prácticas del Creset, Julio César Moreno negó haber realizado la confesión de los hechos, la cual fue leída por el ministerio público, y se declaró inocente.
Por su parte, Ricardo Hernández Rodríguez, vigilante de la calle cerrada donde vivía la familia Fuentes, aceptó que hizo una declaración de culpabilidad de los hechos --la cual fue mostrada en video por el procurador estatal el pasado domingo-- pero aseguró que ésta le fue arrancada por la fuerza, a través de amenazas y tortura.
Ricardo Hernández dio su versión de los hechos, esta vez, diferente a la había dado en la grabación en video.
El vigilante aseguró tener un testigo, un joven vecino de la privada, de nombre Alejandro Traconi, quien fue testigo de que la noche del crimen, se encontraba en su puesto de vigilancia del fraccionamiento, en el transcurso de la noche del viernes 4 a la madrugada del sábado 5 de septiembre.
Ricardo Hernández aseguró que esa noche, fue abordado por Marco Iván Soto Vidal, de 16 años, --quien está acusado por la PGJE de "propiciar, concebir y proponer" el crimen-- y le pidió acompañarlo a la tienda Wal-Mart para comprar cigarros, ya que a él, por ser menor de edad, no se los vendían.
Según Ricardo, Marco Iván nunca le habló sobre los planes que tenía y que no le comentó para qué iba usar las cosas que compró --que según la PGJE se trataba de cinta industrial, pasamontañas, condones y pants, todo lo cual se usaría después en el crimen--.
El vigilante aseguró que una vez que regresaron a la privada, ya pasadas las 23:00 horas, él se quedó en su caseta de vigilancia mientras que Marco Iván ingresó a la privada rumbo a su casa.
En este punto, Ricardo Hernández asegura que sostuvo intercambio verbal con un joven, vecino de la privada, de nombre Alejandro Traconi, quien se encontraba escribiendo en su laptop, aparentemente "chateando", en una silla, en el estacionamiento de su casa. Ricardo asegura que pidió a Traconi que le prestara un reproductor de MP3 para escuchar música.
Ricardo Hernández explicó al juez que, según su contrato de trabajo, su turno de labor incluía cuatro horas de descanso, razón por la cual, se retiró a descansar desde la 1:00 a las 4:00 del día sábado 5 de septiembre.
Ricardo aseguró que se puso los audífonos del MP3 y se recostó a descansar y a dormir y que en ese lapso dejó abiertas las puertas de la privada, para que los vecinos que entraran o salieran pudieran hacerlo sin despertarlo.
Incluso, Ricardo asegura que un vecino de la privada llegó con su auto al fraccionamiento, entró a la caseta para llamarle la atención por dormirse durante su turno, pero que él le explicó que su trato de trabajo incluía cuatro horas de descanso. Ricardo no da el nombre de esta persona.
Según esta versión, Ricardo permaneció en su caseta de vigilancia y en su puesto de trabajo, mientras los crímenes se cometían.
El vigilante aseguró que una vez que regresaron a la privada, ya pasadas las 23:00 horas, él se quedó en su caseta de vigilancia mientras que Marco Iván ingresó a la privada rumbo a su casa.
En este punto, Ricardo Hernández asegura que sostuvo intercambio verbal con un joven, vecino de la privada, de nombre Alejandro Traconi, quien se encontraba escribiendo en su laptop, aparentemente "chateando", en una silla, en el estacionamiento de su casa. Ricardo asegura que pidió a Traconi que le prestara un reproductor de MP3 para escuchar música.
Ricardo Hernández explicó al juez que, según su contrato de trabajo, su turno de labor incluía cuatro horas de descanso, razón por la cual, se retiró a descansar desde la 1:00 a las 4:00 del día sábado 5 de septiembre.
Ricardo aseguró que se puso los audífonos del MP3 y se recostó a descansar y a dormir y que en ese lapso dejó abiertas las puertas de la privada, para que los vecinos que entraran o salieran pudieran hacerlo sin despertarlo.
Incluso, Ricardo asegura que un vecino de la privada llegó con su auto al fraccionamiento, entró a la caseta para llamarle la atención por dormirse durante su turno, pero que él le explicó que su trato de trabajo incluía cuatro horas de descanso. Ricardo no da el nombre de esta persona.
Según esta versión, Ricardo permaneció en su caseta de vigilancia y en su puesto de trabajo, mientras los crímenes se cometían.
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