Alegran las embajadoras La Casa del Árbol.

Durante su charla con una ancianita, Ana Crystel Abreu, de Balancán, no pudo evitar las lágrimas.

MIÉRCOLES 11/MAYO/2011

VILLAHERMOSA, TABASCO, MÉXICO

FERNANDO HÉRNANDEZ

TABASCO HOY

Balancannoticias.blogspot.com

Emotiva resultó la visita que las embajadoras realizaron la mañana de ayer al Centro de Asistencia Casa del Árbol, en donde algunas de las flores se conmovieron hasta las lágrimas al momento de convivir con personas de la tercera edad, justo en el Día de las Madres.

El ramillete hizo su arribo al lugar unos minutos antes de las 11:00 horas, y con regalos en mano descendieron del autobús que las transporta para dirigirse al área donde cerca de medio centenar de abuelitos ya las esperaban.

 

La química Piedad Gamboa Vargas, Directora del lugar, fue la encargada de darles la bienvenida, agradeciendo que se tomaran el tiempo para llevar alegría a los ancianitos que ahí residen, ya que muchos de ellos no cuentan con familiares. Al presentarse de manera individual, cada una de las flores aprovechó el micrófono para felicitar a las madres y abuelitas presentes, y Perla Osorio, de Macuspana, dijo sentirse muy emocionada al recordar a su abuelita, quien falleció hace un par de meses.

El momento de la convivencia llegó, y las chicas se dispersaron en el lugar para entregar los regalos a los abuelitos, con los que platicaron por espacio de 30 minutos, se tomaron las fotografías del recuerdo y ellas escucharon los consejos que tiernamente les fueron brindados.

Durante su charla con una ancianita, Ana Crystel Abreu, de Balancán, no pudo evitar las lágrimas, y luego de escucharla, se dieron un abrazo. Lo mismo ocurrió a Citlalli Alvarado Balan, de Tacotalpa, quien expresó su agradecimiento a un señor de avanzada edad, y éste a su vez no paró de elogiarla.

Pozol, dulces y agua de jamaica degustaron los anfitriones y las visitantes en un refrigerio tabasqueño que permitió que continuara la convivencia, para que cerca de las 12:00 horas la visita llegara a su fin, no sin antes las flores despedirse cariñosamente.