“Panaco Chico”, como es mejor conocido explicó que debido a pugnas municipales en los 60’s, el proyecto de exploración y rescate continúa abandonado.
LUNES 09/MAYO/2011
BALANCÁN, TABASCO, MÉXICO
JULIÁN MALDONADO LAINES
MILENIO TABASCO/Corresponsal
Balancannoticias.blogspot.com
Sus vivaces ojillos tras sus gruesos anteojos denotan agudeza, más las ideas y recuerdos se le acumulan en la mente y las arrugas de su frente se remarcan aún más, tratando de recordar algunos datos y fechas de lo que ocupó gran parte de su vida al morir su padre…el descubrimiento de la Zona Arqueológica de Santa Elena.
“Si la zona arqueológica de Reforma guarda aún reliquias en sus montículos por pertenecer al grupo de ciudades de la cuenca del Usumacinta con influencia maya, todavía existe un mayor tesoro en Santa Elena, la cual continúa virgen”, expresa emocionado Carlos Gómez Valdivia, mejor conocido por los balancanenses como “Panaco Chico”, hijo del extinto doctor José Gómez Panaco, quien como aficionado a la arqueología y gran coleccionador de piezas prehispánicas las donó para crear el museo que hoy lleva su nombre en la ciudad de Balancán.
El anciano de 75 años, originario de Chambas, Camaguey en Cuba, pero radicado en territorio mexicano desde 1960, jubilado de la Junta Estatal de Caminos, posee fotografías, libros, escritos e inclusive el inventario de piezas del museo, ubicado frente al parque central, señaló que si apenas en Reforma, se han encontrado tesoros valiosos en las labores de exploración, mayor es lo que aguarda la zona arqueológica de Santa Elena.
Explica que debido a pugnas entre autoridades municipales provenientes de Tenosique, se detuvieron la iniciativa para comenzar los trabajos del proyecto arqueológico de Santa Elena, y los montículos descubiertos por lugareños en territorio balancanense --que fueron notificados a Carlos Gómez Valdivia, conocido como don “Panaco”--, continúan abandonados y sin examinar.
Como prueba de la riqueza prehispánica, Gómez mostró cartas en las que durante los años 60, el gobernador Carlos Alberto Madrazo Becerra se opuso a que arqueólogos del INAH se llevaran piezas a la ciudad de México, ya que en denuncias periodísticas de la época, éstos ya no las regresaban; además de causar destrozos en las inmediaciones de las pirámides.
“Al arquitecto Ramírez Vázquez y a los arqueólogos que mandó aquí hace tiempo, les expliqué que no tocaran Balancán”, se lee en la carta dirigida a Panaco por el gobernador Becerra.
Por lo que finalmente, estas se quedaron en el museo erigido en honor a su padre, el doctor cubano, José Gómez Panaco.
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